.:: Prensa: Clarín ::.

Fuente: Clarín.com


La vida en un escenario
Entrevista Enrique Papatino Habla de "Amalfi", la obra que escribió y dirige.


Enrique Papatino bromea para explicar que su última obra, Amalfi, está atravesada por una fuerte presencia del complejo de Edipo. "Si me agarra un analista -dice- mi complejo de Edipo esta completamente claro: mi madre falleció cuando tenía 12 años y hay una proyección de eso en la obra. Existe un conflicto de dos hombres que desean a una misma mujer y termina en que ninguno la seduce. Los hombres se congelan en el conflicto y ella pasa a ser una figura intocable."

Esta obra cuenta con los actores de la compañía Cauem Canem, integrado por Jorge Albella, Eduardo Leyrado y Mariel Rosciano. "El nombre viene del latín Cuidado con el perro", explica Papatino acerca del nombre del grupo. Amalfi fue escrita a fines de 2005 y ganó dos concursos de dramaturgia, uno del Instituto Nacional de Teatro; y el otro del GETEA. "Al principio no quise dirigir -continúa- Pero durante un ensayo con la compañía de El Paso de Santa Isabel, nuestro anterior trabajo, vi claramente la nueva obra interpretada por ellos. "

En tus espectáculos anteriores, como "Lovely Revolution", trabajaste con materiales del pasado.¿Qué particularidad tiene tu abordaje de la historia?

Hay una zona que abordé como "teatro histórico" con tres títulos: En París con aguacero, De sobornar al olvido y Lovely Revolution. Estas obras hablan de un modo muy indirecto de San Martín, de Castelli y de Moreno. El cuarto personaje que estoy desarrollando es el de Belgrano, quien me atrae mucho porque me plantea la posibilidad de contar la historia de una posible Argentina.

¿Por qué en "Amalfi" tomaste distancia de esa zona?

Fue una etapa. Generalmente el resto de las obras no se refieren a cuestiones históricas. Pero Amalfi se comunica con cierta sensación de nostalgia

¿Cómo es tu vínculo con la actuación, la dirección y la escritura? ¿Alguna de estas prácticas prevalece sobre las otras?

Es muy difícil evaluar cuál me apasiona más porque es como elegir entre los hijos. Yo me imagino la vida en un escenario para generar una propuesta expresiva desde mi propio cuerpo. Y eso de algún modo está a la cabeza de las cosas que prefiero. Llegué a la escritura porque en un taller de actuación que brindaba hace años necesitaba producir textos para los alumnos. Empecé con adaptaciones, muy poco respetuosas, de clásicos. Me di cuenta que generaba una textualidad nueva. A la par estudié con Mauricio Kartún y Ricardo Monti. Pero recién en 2004, con Hebenón, me reconocieron como autor de teatro.

¿Cómo fue tu experiencia en el teatro comunitario?

Fue una experiencia de seis años. Comencé grande, a los 34 años. Lo hice sólo como director, ni escribí ni actúe. En un momento comprendí que ya estaba terminado.«